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Mi Historia con Cáncer Infantil

Mi historia comenzó en Huancayo, Perú, en el mes de junio del 2019, cuando tan solo tenía 12 años. Un día cualquiera me empecé a sentir mal. Me sentí cansada, con sueño, sin ganas de hacer nada. De pronto me dio fiebre y mis papás me llevaron a un pediatra, quien me recetó antibióticos porque encontró algo rojito en mi garganta. Cuando ya estaba de vuelta en mi casa esa misma noche, mientras me ponía mis pijamas, me di cuenta de que mis rodillas tenían unos moretones. Los moretones no me dolían y pensé que eran por jugar vóleibol, pero no recordaba haberme golpeado. Mi papá me dijo que me llevaría a hacer exámenes de sangre el día siguiente; yo no sabía que este sería el comienzo de mi historia con cáncer infantil.

Maria y familia

Mi papá me dijo que me llevaría a hacer exámenes de sangre el día siguiente; yo no sabía que este sería el comienzo de mi historia con cáncer infantil.

En la mañana siguiente me tomaron muestras de sangre y luego seguí al colegio. Mientras hacia educación física, la auxiliar de mi grado me llamó y me llevó a mis papás, quienes estaban esperando en la recepción de la escuela. Sin decirme mucho, mis papás me subieron al carro y me llevaron al Hospital EsSalud en Huancayo. Allí me examinó un doctor y luego mis papás me dijeron que tendríamos que ir a Lima, la capital de Perú, para que me examinara otro doctor. Lima está a más de siete horas de camino en carretera desde Huancayo. Me di cuenta de que estaban alistando una ambulancia para mi, pero no entendía qué pasaba.

Un viaje a Lima inesperado

Mi mamá y yo nos subimos a la ambulancia y mi papá nos alcanzó una mantita. Cerraron las puertas y la ambulancia arrancó rumbo al Hospital Nacional Guillermo Almenara Irigoyen en Lima, donde esperamos un buen rato a que nos llamaran. Allí finalmente me examinó una doctora bien buena, quien me sacó muestras de sangre.

Ese día al medio día, el Dr. Hernández, quien fue mi oncólogo pediátrico, me examinó y explicó cómo sería mi tratamiento. Fue en ese momento entonces que supe que tenía leucemia.

Ese día al medio día, el Dr. Hernández, quien fue mi oncólogo pediátrico, me examinó y explicó cómo sería mi tratamiento. Fue en ese momento entonces que supe que tenía leucemia.

La mañana siguiente me examinaron más doctores y después de 3 días hospitalizada, me subieron al área de oncohematología pediátrica. Ese día al medio día, el Dr. Hernández, quien fue mi oncólogo pediátrico, me examinó y explicó cómo sería mi tratamiento. Fue en ese momento entonces que supe que tenía leucemia.

Luchando contra la leucemia

Dos días más tardes, me hicieron exámenes de citometría de flujo para ver cuanto porciento de mi cuerpo tenía la enfermedad y luego empezar con mi tratamiento de quimioterapia. Estuve cinco meses hospitalizada.

Al cuarto mes de mi hospitalización, mi hermana gemela me visitó. Ese fue el día más feliz de mi vida porque había pasado mucho tiempo sin verla ni abrazarla. Cuando entró, la abrasé lo más fuerte que pude. Recuerdo que lloré y todos me miraron, y que al rato entró mi papá a quien tampoco había visto. A él también lo abrasé tan fuerte que empecé a llorar otra vez. Él se quedó a dormir conmigo un par de días, mientras mi mamá se fue a casa a descansar. Pero después de tan solo tres días de estar conmigo, mi papá y mi hermana se regresaron a Huancayo. Yo no quería que se fueran, pero mi papá tenía que regresar al trabajo y mi hermana al colegio.

Una vez me recuperé del tratamiento, me dieron de alta por una semana. Cuando salí del hospital, no podía bajar ni subir las escaleras. Mis piernas se habían debilitado por todo el tiempo que había estado hospitalizada, pero me sentía muy feliz de poder ver nuevamente las calles y las casas.

Reacción a la quimioterapia

Luego tuve que volver al hospital para mi tercer bloque de quimioterapia. Me interné con muchas mas fuerzas y ganas de seguir, pero al sexto día de quimioterapia hice reacción a la L-asparaginasa. Recuerdo que me salieron ronchas y me dieron ganas de vomitar, pero luego me dormí por los medicamentos que me dieron. Cuando desperté, hablé con mi papá y mi hermana por teléfono, y lloré un poco mientras les contaba lo mal que me sentí. Debido a que hice reacción a una de las quimioterapias, tuvieron que cambiarme a otra parecida. Las inyecciones de la otra quimioterapia me dolían mucho, pero yo aguantaba porque sabia que eran para mi bien.

Al terminar mis bloques de quimioterapia, que en total fueron seis, mis defensas y plaquetas bajaron mucho. Bajaron a tal punto que me empezó a doler todo el cuerpo; recuerdo que era un dolor insoportable y que me dio fiebre. El doctor nos dijo que era por la neutropenia, por lo que me hicieron transfusiones de plaquetas y sangre. Recuerdo que a veces no había plaquetas en el hospital y entonces mi mamá me donaba, y cuando no había sangre, entonces mi papá lo hacía.

Cuando terminé todos mis bloques de quimioterapia, me dieron de alta. A mi regreso a Huancayo, mi hermanita me organizó una hermosa bienvenida.

Cuando terminé todos mis bloques de quimioterapia, me dieron de alta. A mi regreso a Huancayo, mi hermanita me organizó una hermosa bienvenida.

Volver a nacer

Cuando terminé todos mis bloques de quimioterapia, me dieron de alta. A mi regreso a Huancayo, mi hermanita me organizó una hermosa bienvenida. Pero con tan solo tres días de estar de vuelta en casa, llamaron a mi mamá del Hospital Nacional Edgardo Rebagliati Martins en Lima para decirle que me tenía que internar nuevamente para hacerme un trasplante de médula ósea. Necesitaba un trasplante porque mi leucemia era de alto riesgo. En ese momento no sabíamos que hacer, pero a la mañana siguiente ya estábamos en camino hacia Lima otra vez.

Una vez en el hospital, mi mamá me dijo que, debido a las restricciones por la pandemia, yo me tendría que internar sin ella esta vez. Esto me puso triste porque en todo el tratamiento yo siempre había estado con ella. Sin embargo, a pesar de todo, recuerdo que me internaron a las 6 de la tarde y que entré con mucho entusiasmo, aunque al poco rato me puse a llorar.

Tres días antes del trasplante, recibí radioterapia y quimioterapia. Finalmente, el 14 de setiembre del 2020 me hicieron el trasplante. Ese día siento que volví a nacer gracias a mi gran hermosa mamá, quien me donó su médula. Yo con ella estoy muy agradecida y en deuda porque me dio la vida nuevamente, al igual que con mi papá y mi hermana quienes estuvieron conmigo en todo momento. También me siento agradecida con toda mi familia y amigos del colegio por su apoyo.

Cuando reflexiono sobre mi historia con el cáncer infantil, pienso que, a pesar de las tormentas, siempre sale el sol.

Cuando reflexiono sobre mi historia con el cáncer infantil, pienso que, a pesar de las tormentas, siempre sale el sol.

Siempre sale el sol

Hoy, gracias a Dios, estoy bien. Aunque todavía estoy tomando algunos medicamentos, eso es lo de menos. Lo más importante es que estoy aquí de pie con salud para poder cumplir todas mis metas. Yo nunca me rendí. Más bien seguí adelante a pesar de todo.

Cada momento de dolor me sirvió para seguir con más fuerzas. A veces sentía que ya no podía más, pero no me rendía por mi familia, quienes fueron siempre mi impulso. En el futuro quiero se hematóloga pediatra ya que aquí en Perú hay muy pocos especialistas pediatras.

Esta es mi historia, tuvo momentos tristes, pero también felices, pero lo más importante es que aún la sigo escribiendo. Cuando reflexiono sobre mi historia con el cáncer infantil, pienso que, a pesar de las tormentas, siempre sale el sol.

Sobre María Angélica Tejada Lorenzo

¡Hola! Soy María Angélica Tejada Lorenzo, tengo 14 años y soy de Huancayo, Perú. Me gusta jugar con mi hermana y pasar momentos felices con ella. Mis hobbies son hacer manualidades, dibujar y pintar. Soy una niña muy tímida, pero responsable, bondadosa y en especial muy cariñosa. Me encanta el color rosado y también los colores pasteles. Estudio en el colegio Ingeniería en Huancayo y estoy en el tercer año de secundaria. En el 2019, me diagnosticaron leucemia. Llevo mi tratamiento en el Hospital Nacional Guillermo Almenara Irigoyen en Lima, Perú. En el 2020, me hicieron mi trasplante de médula ósea en el Hospital Nacional Edgardo Rebagliati Martins, también en Lima.


Publicado en septiembre de 2021